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La Facultad de Química y Biología se creó en 1994 con la misión de impartir docencia y realizar investigación, extensión y perfeccionamiento en las áreas de las ciencias de la química, de la biología y de aquellas relacionadas con estas disciplinas. Hasta entonces, ese trabajo se estructuraba en el Departamento de Química de la Facultad de Ciencia, cuyo personal académico y administrativo, fue destinado en su totalidad a la naciente Facultad. Hoy la facultad agrupa a los departamentos de Química de los Materiales, de Biología y de Ciencias del Ambiente, cuyos académicos e investigadores de vanguardia y trayectoria, están involucrados en la formación de los alumnos, tanto en los laboratorios como en las salas de clases. Esa mancomunión entre investigación y docencia es el sello de su quehacer. “Una de las características más importantes de nuestra facultad es haber podido integrar la docencia con la investigación, de manera que el ejercicio de la docencia se realice siempre con conocimientos de punta”, explica la doctora en Química, Leonora Mendoza, decana y ex vicedecana de Docencia y Extensión de la facultad. Si bien históricamente la facultad ha desarrollado su quehacer a partir de sus tres departamentos, cada uno con sus disciplinas definidas, en los últimos años ha avanzado de manera creciente hacia un trabajo interdisciplinario, lo que le ha permitido presentar y desarrollar proyectos conjuntos entre académicos de diferentes áreas.
“Eso ha favorecido el conocimiento, la adquisición de éste y el trabajo integrado, así como también la obtención de una mayor cantidad de recursos para poder desarrollar la investigación. Asimismo, desde ahí nacen proyectos de educación continua que permiten mejorar el posicionamiento de profesionales del medio externo”, agrega. Ejemplo de esto son los proyectos que, en conjunto con EFUSACH, se han desarrollado en el área de la neurociencia, en el mejoramiento del manejo de los laboratorios clínicos y en sus diplomados, los que cubren un amplio espectro de conocimientos: desde la gestión de laboratorios clínicos hasta materias innovadoras como el uso medicinal de cannabinoides para el tratamiento de ciertas dolencias. “El trabajo de EFUSACH ha sido clave para organizar, de manera adecuada y transparente, los proyectos que se desarrollan principalmente en las áreas de prestación de servicios y de equipamiento, lo que nos permite disponer de recursos rápidos para mantención e insumos. Y también para, a partir de los equipos y profesionales con los que contamos para realizar análisis en las empresas químicas del país, aportar al desarrollo de distintas áreas de investigación que se llevan a cabo en la industria”, sostiene. Por último, la facultad ha hecho su aporte a la Responsabilidad Social de la universidad poniendo su tecnología al servicio del combate de la pandemia provocada por el coronavirus. “Por el momento que vivimos, es importante destacar cómo los laboratorios de virología, tanto el CBA (Centro de Biotecnología Acuícola) como el de la facultad, se adaptaron muy rápido al diagnóstico del virus Covid-19, lo que ha sido un aporte no solo a la universidad, sino que también al país”, sostiene. |
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