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Creado en el año 2006, el Centro de Emprendimiento e Innovación (INNOVO) de la Universidad de Santiago era entonces una unidad poco comprendida. Entonces, hablar de empresas de base tecnológica, temas de propiedad intelectual, políticas de emprendimiento o gestión de la innovación, era simplemente hablar en otro idioma. “Ahora este lenguaje es parte del ecosistema de la universidad”, dice Verónica Céspedes, directora de INNOVO. Esta ingeniera civil bioquímica y MBA de la Universidad de Cádiz ha participado, desde su creación, en todas las áreas de este centro dependiente de la Vicerrectoría de Investigación, Desarrollo e Innovación. Por eso habla con propiedad de la entidad encargada de promover la vinculación universidad-empresa y la incubación de negocios de base científica y tecnológicos. “Nuestro sello siempre ha sido el emprendimiento con impacto social y ahora, también, el fomento del emprendimiento dentro de la universidad. Participamos como parte de la Vice en el concurso Despega Usach y también en el concurso A Innovar USACH para egresados, en el que apoyamos con un capital semilla y en base a eso hemos desarrollado un programa de emprendimiento e incubación, y además generando cultura, con talleres abiertos a la comunidad y al territorio, para el sector norponiente de Santiago y proyectos de base tecnológica”, explica. Los programas de INNOVO son a largo plazo y se prolongan por periodos de entre 2 a 4 años, dependiendo de la etapa en que esté el proyecto, aunque habitualmente parte con el levantamiento de capitales públicos y privados. Entre los proyectos internos destacan Urban Spark, un sistema de baldosas que acumulan energía, o Movener, emprendimiento del ingeniero mecánico USACH Gonzalo Pacheco, que busca democratizar la electromovilidad transformando vehículos convencionales en vehículos eléctricos.
“Ahora podemos decir que tenemos una masa crítica de emprendimientos internos, porque se ha ido desarrollado a través de los años. No ha sido fácil, porque los estudiantes a veces piensan que no tienen las capacidades o necesitan un proyecto de alta tecnología para poder emprender. El conocimiento lo tienen pero les falta el desarrollo de habilidades para emprender. Esta tercera herramienta que está dando la universidad no es fácil de desarrollar, se necesita un equipo de trabajo fuerte y entender que es un trabajo a largo plazo”, sostiene.
Por otra parte, INNOVO participa activamente de la Red de Incubadoras Universitarias de Chile, formada en conjunto con la Pontificia Universidad Católica, Universidad de Concepción, Universidad Austral, Universidad Federico Santa María, Universidad de la Frontera, Universidad del Desarrollo y Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Asimismo, es parte de una Red de Emprendimiento Latinoamericano junto a Bioincuba de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, al Centro Emprendimiento de Kent, Uruguay, a Parquetec de Costa Rica, y a Velocity de Texas. La proyección del centro para la próxima década, según Verónica, está orientada hacia adentro: “Esperamos que la cantidad de emprendimientos sea 100% universitaria, del área de innovación y con impacto social, apoyo al medio ambiente y al ecosistema. También queremos fomentar el vínculo hacia la empresa, porque eso ha hecho que seamos un centro que ha durado muchos años”. |
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